Como este mes estoy algo atareado estudiando, aprovecho un descanso para contar a lo que me he dedicado en las vacaciones. He sido el Rey Gaspar (y el día de Nochebuena fui Papa Noel, haciéndome la competencia a mí mismo).
Durante dos semanas me he sentido como un superhéroe. Llevaba guantes, capa y corona. Escondía mi identidad secreta tras una espesa barba y una peluca rubia estilo Bisbal. Aunque no vestía el traje de rey mago debajo de mi ropa de calle, ni tenía el poder de sacar juguetes de la nada. Me fotografiaba con niños y no tan niños, y daba caramelos y regalos a cambio de cartas o dibujos.
La gente en el metro me miraba como si supiese quién era, pero si Clark Kent sólo disimulaba con unas gafas sin cristales...Además, cuando desaparecía el rey y aparecía yo, mis familiares y amigos empezaron a sospechar.
Es una experiencia divertida. Recuperé en cierto modo el espíritu navideño. La verdad es que cuando te metes en el papel y empiezas a dar bola a los niños, te lo pasas bien. Y eso que muchos días volvía a casa frustrado, porque algunos padres y abuelos, muy simpáticos ellos, pasaban de largo aunque sus hijos se quedaban alucinados al verme.
Bueno, ahora que sabéis mi secreto, debéis guardarlo a toda costa, evitando que cualquier niño lea este post. Portaros bien a lo largo del año, porque hay un nuevo héroe vigilando la ciudad.
- Oh, oh, ¡la Gasparseñal! Let´s go Robin, ¡al Gasparmóvil!
- ¿Se refiere al camello, señor?
- Sí hijo, sí, al camello.
Na,na,na,na,na Gaspaaar...
13 enero 2006
Súper G
Simplificado en
paridas
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